Cuando trabajamos con un país tan diferente, hay que ser consciente en todo momento de que su cultura no se parece en nada a la nuestra. Abordan los problemas de manera diferente porque su background cultural, sus prioridades y sus procesos mentales no tienen nada que ver con los nuestros. Por eso muchas veces damos cosas por sentadas que, para ellos, no están ni remotamente tan claras. Y llegan los problemas.
Las grandes empresas americanas gastan miles de dólares en formar a los empleados que trabajan con China.